Antonio Capapé

Hoy ha sido un final apretado. El equipo al que entreno ha ganado de un punto. Faltando 24 segundos,teníamos el balón, nos quedaban 18 segundos de posesión e íbamos empate a 55, y hemos perdido la pelota a falta de 6 segundos. Tiempo muerto del rival para preparar su jugada. Saca el rival, y pierden el balón, contraataque nuestro, falta metemos uno y se acaba el partido. Ganamos.

Durante el tiempo muerto,intento dar mis órdenes, mis jugadores no entienden mi idea de como jugar el final del partido y sólo les quiero dar una orden: "Una falta rápida". Quería que el equipo rival tirase rápido para yo pedir tiempo muerto y jugar la última posesión. Al final no muy convencidos salen y el rival se equivoca. Dos errores uno nuestro y otro del equipo rival al final del partido.

Qué difícil es optar por una opción en esas situaciones. Pero aún más difícil es entenderla. El jugador tiene su propia idea y a más de 160 pulsaciones y con el cansancio del partido qué difícil es entender algo diferente. En mi tiempo muerto en un minuto, sólo he sido capaz de dar esa orden, no me dio tiempo a preparar una jugada por si el rival fallaba los tiros libres. Imagino el entrenador rival explicando la jugada de banda, para que sus jugadores después la perdiesen en el primer pase.

Difícil. En fin. Suena el pitido final, te das cuenta de que tus pulsaciones están por las nubes, y que tus jugadores en ese momento es difícil que te entiendan. A mejorar para el siguiente partido llegar a falta de 24 segundos ganando de 10.